Donald Trump y el excepcionalismo Americano



Uno de los peores argumentos es la excusa. Debo admitir que he vivido de manera torrencial y continúa por más de veinte años bajo el oprobio de una doctrina fascinante que terminó por decepcionarme: El excepcionalismo Americano.
Personalmente, no daba un centavo por la pre candidatura de Donald Trump a la Presidencia, di por hecho, que el sentido común y el buen juicio de los ciudadanos americanos imperaría y que después de algunos actos erráticos y  constantes declaraciones desafortunadas, Trump pasaría al olvido. Sin embargo, estuve muy lejos de predecir el futuro, ya que no tomé en cuenta que el americano común y corriente sabe más de football o baseball que de política.
Volviendo a lo del excepcionalismo, el americano asume que no tiene la culpa de nada, que el único factor o razón que lo lleva por el mundo, participando en cuanta guerra exista, (o creando cuanta guerra haya existido) es su bondad, solidaridad, anhelo de justicia; en todo caso, la obligación de defender la libertad de su país.
Dicho esto, no podemos dejar de preguntarnos, ¿cómo es que un político como Donald Trump puede tener tanta aceptación? La respuesta es, la crisis. Así es, la crisis, el Capitalismo se ha topado con una de sus más grandes barreras existenciales al destruir su mecanismo de existencia, el equilibrio económico.
Estados Unidos sufre una crisis endémica provocada por el ambicioso poder económico, a inicios de los 90’s empezaron a desmantelar su industria y trasladaron sus grandes factorías a países de Asia y Latinoamérica, porque era más fácil y barato recibir productos manufacturados y olvidarse de mantener la enorme carga laboral. Un gran número de trabajadores se reinsertaron en el sector de servicios, algunos lograron reeducarse y conseguir trabajos en nuevos empleos creados a partir del giro que dio la economía, pero la gran mayoría solo tuvieron la opción de enrolarse en el sistema de welfare (vivir de la asistencia pública).
Para fines de la década de los 90s, la clase media había casi desaparecido y la única opción viable para la gran masa de jóvenes sin recursos era el servicio militar. Para entonces ya habían empezado a señalar a los inmigrantes como la causa de la falta de empleos y las leyes y persecuciones se volvieron cosa de todos los días. No obstante, se afirmaba categóricamente que los inmigrantes (latinos) eran la causa de la crisis, se importaban miles de refugiados de la guerra de Kosovo con todos los gastos pagos, viviendas, pensiones, traductores, servicios y beneficios.
El 11 de Setiembre de 2001 la historia cambio definitivamente y las puertas para los inmigrantes (latinos) se clausuro, a pesar que los autores fueron sauditas. Como conclusión, el americano de a pie y el instruido terminaron por creer y repetir el mismo estribillo: la crisis es culpa de los inmigrantes. Es irrisorio, en USA hasta el que no trabaja, nunca ha trabajado y ni tiene las intenciones de buscar empleo, sienta y diga que los inmigrantes le han quitado su trabajo.  Así está la crisis.
Pero en América los americanos no entienden y hay grupos interesados en que no se entienda a qué se debe o por qué están en crisis y su excepcionalismo los hace culpar al primero que encuentran en el camino. Se ha exacerbado un sentimiento antiinmigrante, para distraer la atención sobre los problemas reales de este país. Y el excepcionalismo los lleva a negar cualquier hecho real, cualquier consecuencia de sus actos;  los hace ajenos a cualquier responsabilidad de atrocidades, barbaries, genocidios cometidos en nombre de la libertad.
Donald Trump, por ejemplo, ha hecho uso en cuatro oportunidades de la bancarrota, es decir, no ha cumplido con sus obligaciones y se ha protegido con ese recurso. Desde luego, es un recurso legal, pero las consecuencias de una bancarrota inciden directamente sobre los impuestos que recibe el Estado para ser invertidos en obras o servicios públicos. Quiero decir, Trump no siente ningún remordimiento que por sus cuatro bancarrotas hayan tenido que cerrar hospitales o escuelas, se hayan pavimentado menos caminos y personas de la tercera edad o niños hayan perdido servicios.
Sin embargo, los seguidores de Donald Trump  quieren una América great again, piensan que se la merecen, que la crisis es, cuestión solo de expulsar a millones de inmigrantes, construir un gran muralla, pero no han pensado como van a pagarle a China los billones de dólares han prestado para las guerras que han orquestado durante los últimos 20 años, ni cómo van a frenar la ola inmensa de refugiados que viene de los países que han destruido en Medio Oriente y parte de África. O es que en la doctrina del excepcionalismo americano no existe el término CONSECUENCIA.

Ángel García.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LUIS FABIO XAMMAR RETRATO DE UN INTELECTUAL ENTRE UNA GENERACION DE GENIOS

SIEMPRE EN POESIA

EL INGENIOSO HIDALGO JOE BIDEN